Qué Hacer Cuando Estás Enojado

Muchas veces nos vemos enfrentados a situaciones que nos hacen enojar, y  dependiendo de las previas circunstancias que hayamos tenido durante el día, actuaremos con más o menos paciencia; en otras palabras, si hemos tenido un día difícil nos alteraremos con mayor facilidad.

Cuando reaccionamos no pensamos con claridad y esto muchas veces nos lleva a decir cosas que en verdad no sentimos, de este modo, podemos herir profundamente al otro y también a nosotros mismos porque quedamos sumidos en arrepentimientos y culpas.  Por eso cuando estemos enojados, es fundamental realizar el esfuerzo y detenernos aunque sea por unos segundos, antes de decir algo. Verás como este pequeño intervalo puede cambiarnos completamente.

Este consejo lo aprendí hace algunos años atrás, cuando leí una historia del  antiguo filósofo armenio  “George Gurdjieff”,  quien contaba que cuando tenía aproximadamente nueve años, fue llamado por su padre moribundo quien le dijo: – “Hijo, soy tan pobre que no te puedo dar nada. Pero hay algo que mi padre me dio a mí y que yo quiero entregarte. Puede que ahora no seas capaz de comprender lo que significa, pues yo mismo no lo entendí cuando mi padre me lo dio. Pero ha resultado ser la cosa más preciada de mi vida. ¡Consérvala! Siempre que te sientas enojado, nunca contestes antes de veinticuatro horas. Responde, pero deja un intervalo de veinticuatro horas”.

Gurdjieff decía, “He practicado muchos ejercicios espirituales, pero éste fue el mejor. Ya nunca más pude enfadarme y eso cambió todo el proceso, toda mi vida, porque tuve que mantenerme fiel a la promesa. Cuando alguien me insultaba, yo solía crear algo, una situación. Le decía que regresaría a las veinticuatro horas a contestarle y nunca lo hacía, pues quedaba demostrado que no tenía sentido el contestar. Solo un distanciamiento era necesario. Un nuevo camino de pensamiento se fraguó en esas palabras”.

Que sabio consejo. Si tan solo hacemos el esfuerzo y cuando alguien nos ofenda, en el momento que sintamos nuestro corazón latir mas rápido… ¡detente! ¡detente! No contestes inmediatamente porque eso no será más que una reacción automática. Algo así como una máquina cuando  aprietas el botón encender. Si quien te ha hecho enojar es alguien conocido a quien puedes volver a ver más tarde, pídele algún tiempo para retirarte y pensar y dile que luego le contestarás.

¿Y cuando se trate de alguien que no conocemos? Todos alguna vez hemos sido tratados de mala forma por algún desconocido, ya sea un funcionario público, un vendedor, un mesero, etc.; al reaccionar muchas veces dejamos de ser coherentes y claros en nuestros requerimientos, porque nos enfocamos en responder y devolver lo que nos parece una agresión personal. Pasado el incidente le seguimos dando vueltas y vueltas… “Por qué no le dije esto o aquello…”   Al sentir que debimos hacer algo distinto de lo que en realidad hicimos, el agresor ya deja de ser el desconocido y pasamos a ser nosotros mismos porque nos castigamos una y otra vez trayendo a la memoria el incidente.

Para no quedarnos con esos pensamientos molestos debemos actuar de la manera más civilizada que nos sea posible, comprendiendo que hay algún motivo por el cual esa persona está actuando de esa forma, puede que tenga problemas personales, un mal día, etc., pero tú no eres ese motivo, tú eres solo un canal con el que quiere desahogar su ira. Así que no lo tomes personal.

Luego deja pasar unos segundos y respira profundamente para poder calmarte entonces responde con firmeza y claridad, usa un tono normal, sin levantar la voz.  Defiende tu punto de vista pero no seas violento y no pierdas de vista el motivo por el cual estás ahí, enfócate solamente en exponer lo que quieres, no  en responder a sus agresiones, recuerda que en realidad no están dirigidas a ti.

Finalmente, después de haber experimentado cualquier episodio que nos haya hecho enojar, debemos limpiarnos completamente para que no queden sentimientos reprimidos en el interior. Analiza un poco la situación y piensa que la persona que te hizo enfadar es un espejo, ese es tu reflejo, ¿Qué actitud tuya puedes ver reflejada en él? No creas que esto es una ñoñería, es verdad, detrás de esa situación hay un mensaje, descubre que quieres decirte a ti mismo. Trata de identificar algún aspecto tuyo que puedas cambiar y mejorar. Recuerda este sabio Proverbio de Confucio: “Cuando veas a un hombre sabio, piensa en igualar sus virtudes. Cuando veas a un hombre desprovisto de virtud, examínate a ti mismo”.

Finalmente déjalo ir, suéltalo. Si la situación sigue dando vueltas en tu cabeza puedes hacer algo para liberarla, como escribir lo sucedido en un papel y luego romperlo o quemarlo, de esta forma transmutamos la energia; o simplemente rezar y pedirle a Dios que con amor borre ese incidente de tu mente. Dale las gracias por la lección y despídelo definitivamente y no pienses más en ello, ya se acabó. Eres libre.

No olvidemos nunca el consejo del padre de George Gurdjieff y aprendamos a distanciarnos del enojo, con un poco de tiempo podemos cambiar toda nuestra historia.

Por: Marcela Allen Herrera


¡ Suscríbete a nuestro blog!

¡Regístrate para recibir Felicidad en tu correo electrónico!

No enviamos spam. Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Te puede interesar...