SIETE GRANDES LEYES MENTALES

Por Emmet Fox.

  1. LA LEY DE LA SUSTITUCIÓN 

Existen algunas grandes leyes que rigen todo el pensamiento, al igual que existen algunas leyes fundamentales de la química, la física y la mecánica, por ejemplo.  Sabemos que el control del pensamiento es la Llave del Destino, y con el fin de aprender a controlarlo tenemos que saber y entender estas leyes, al igual que el químico tiene que entender las leyes de la química y el electricista tiene que conocer las leyes de la electricidad.

Una de las grandes leyes mentales es la ley de sustitución. Esto significa que la única manera de librarse de un determinado pensamiento es sustituirlo por otro. No se puede descartar un pensamiento directamente, solo puede hacerse mediante la sustitución. En el plano físico es diferente, puedes dejar caer un libro o una piedra con sólo abrir la mano y así dejar que se vayan; pero con el pensamiento, esto no funciona. Si deseas eliminar un pensamiento negativo, la única manera de hacerlo es pensar en algo positivo y constructivo.

Si te digo: “No pienses en la estatua de la libertad”, por supuesto, inmediatamente pensaras en ella. Si dices: “No voy a pensar en la estatua de la libertad”, eso ya es pensar en ella. Pero ahora, aun teniendo el pensamiento de ella, si te interesas en otra cosa, digamos prendiendo la radio, se te olvida todo acerca de la estatua de la libertad – y esto es un caso de sustitución.

Cuando los pensamientos negativos vengan a ti, no luches contra ellos, sino que piensa en algo positivo. Preferiblemente piensa en Dios; pero si eso te resulta difícil en este momento, piensa en alguna idea positiva o constructiva, y luego el pensamiento negativo se desvanecerá.

A veces sucede que los pensamientos negativos parecen atraparte con tanta fuerza que no puedes superarlos. Eso es lo que se llama un ataque de ansiedad o de preocupación, o tal vez incluso un ataque de ira. En tal caso, lo mejor es ir a ver una buena película o un juego, o leer un libro interesante, por ejemplo, una buena novela, biografía, un libro de viaje o algo por el estilo. Si te sientas a luchar contra la marea negativa es probable que el único resultado que obtengas sea el de aumentarla.

Vuelve tu atención hacia algo muy distinto, niegate rotundamente a pensar o a recrear la dificultad, y, más tarde, después que haber conseguido alejarse por completo, puedes volver con confianza y afrontarlo mediante un tratamiento espiritual. “Yo les digo no resistan al mal” [Mateo 5:39]

  1. LA LEY DE LA RELAJACIÓN 

Otra de las grandes leyes mentales es la Ley de Relajación. En todo trabajo mental el esfuerzo se anula a sí mismo, es decir cuanto más esfuerzo hagas, menor será el resultado. Esto es justo lo contrario de lo que encontramos en el plano físico, pero no nos sorprende porque sabemos que en muchos casos las leyes de la mente son el reverso de las leyes de la materia.
En el plano físico, por lo general cuanto más esfuerzo hacemos mayor es el resultado. Mientras más fuerte presiones un taladro más rápido atravesarás un tablón. Mientras más fuerte golpees un clavo con el martillo más rápido penetrarás la pared. Mientras más duro trabajes excavando el suelo más pronto tendrás una zanja. Sin embargo, en el caso del pensamiento ocurre exactamente lo contrario.

Cualquier intento de presión mental está condenado de antemano al fracaso porque en ese momento comienza la tensión, la mente deja de trabajar con creatividad y simplemente sigue el viejo molde habitual. Cuando intentas forzar las cosas mentalmente, cuando intentas apurarte mentalmente, simplemente detienes tu poder creador. Para permitir que tu mente vuelva a ser creativa,  debes suprimir la tensión relajándola conscientemente.

Todo trabajo mental, debe ser relajado, suave y sin prisas porque el esfuerzo se derrota a sí mismo.
“En la serenidad y en la confianza está su fortaleza”. (Isaías 30:15).

  1. LA LEY DE LA ACTIVIDAD SUBCONSCIENTE 

Tan pronto como la mente subconsciente acepta una idea, inmediatamente comienza a tratar de llevarla a cabo y para ello utiliza todos sus recursos, los cuales son mucho mayores de lo que comúnmente se supone. Para realizar tu propósito utiliza hasta el más mínimo conocimiento que hayas adquirido y mucho de los cuales has olvidado por completo. Moviliza los numerosos poderes mentales que posees y muchos de los cuales nunca has utilizado conscientemente y que son atraídos de la energía ilimitada de la mente de la raza. Alinea todas las leyes de la naturaleza, que operan tanto dentro como fuera tuyo, para conseguir tu propósito.

A veces consigue tu objetivo inmediatamente. A veces necesita un poco de tiempo; a veces se tarda mucho tiempo, dependiendo de las dificultades que haya que superar; pero si el objetivo no es completamente imposible, el subconsciente lo realizara – una vez que acepta la idea.

Esta ley se aplica tanto a las ideas buenas como las malas. Esta ley, cuando se utiliza negativamente, trae enfermedad, angustia, y fracaso; y cuando se utiliza de positivamente trae salud, libertad y éxito.

Las enseñanzas de la Biblia no dicen que sin importar lo que hagamos estaremos en armonía – eso es idealismo- nos enseña que estaremos en armonía cuando nuestros pensamientos sean positivos, constructivos y amables. De esto se deduce que la única cosa que tenemos que hacer es conseguir que el subconsciente acepte la idea de lo que queremos manifestar y las leyes de la naturaleza harán el resto; nos traerán la salud del cuerpo, circunstancias armoniosas y una exitosa carrera exitosa. Nosotros damos las órdenes – la mente subconsciente hace el trabajo.

4 – LA LEY DE LA PRÁCTICA

La práctica hace al experto. Ese familiar proverbio encierra una de las grandes leyes de la naturaleza humana y ya que es una ley, nunca, bajo ninguna circunstancia, puede romperse.

Para convertirse en experto en cualquier área, es preciso practicar. Sencillamente, no hay logro sin práctica y mientras más se practique, inteligentemente, mayor será la destreza. Eso es cierto en el estudio de la música, de un idioma, cuando se aprende a nadar, a patinar, a esquiar o a pilotear. Es cierto en cualquier rama imaginable de la actividad humana. La práctica es el precio de la maestría.

En la vida comercial y en cualquier clase de administración o dirección, la experiencia es la forma en que se adquiere la práctica, una vez más es la práctica la que conduce a la perfección. Esa es la razón porque usualmente se selecciona a una persona mayor para ocupar puestos de responsabilidad y no alguien joven.

En la metafísica, los efectos de esta ley son particularmente impresionantes. El control del pensamiento es completamente una cuestión de práctica inteligente. Y la verdadera religión puede muy bien resumirse como la Práctica de la Presencia de Dios. Pero observa que he dicho una práctica inteligente. Forzar algo violentamente no es práctica inteligente, ni tampoco lo es la monótona lentitud. La práctica es el secreto del éxito.

” Pero sean hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22)

5 – LOS DOS FACTORES

Todo pensamiento está compuesto por dos factores: el conocimiento y el sentimiento. Un pensamiento consiste en una porción de conocimiento con una carga de sentimiento y es sólo el sentimiento el que da poder al pensamiento. No importa que tan significativo o grandioso sea el contenido del conocimiento, si no está vinculado al sentimiento no pasará nada. Por otra parte, no importa lo insignificante que sea el contenido del conocimiento, si hay una gran carga de sentimiento algo pasará.

Esta ley universal es simbolizada en la naturaleza por el pájaro. Un pájaro tiene dos alas y ambas deben funcionar antes que pueda volar.

No importa si el contenido del conocimiento es correcto o incorrecto, mientras lo creas. Recuerda que lo que realmente importa es lo que creemos. Un reporte sobre algo puede ser totalmente falso, pero si lo crees, tendrá el mismo efecto sobre ti que si fuera cierto y ese efecto, una vez más, dependerá de la cantidad de sentimiento que contenga.

Cuando comprendemos esta Ley, vemos la importancia de aceptar sólo la Verdad concerniente a la vida en toda fase de nuestra experiencia. En efecto, por eso Jesucristo dijo: “Conozcan la Verdad y la verdad les hará libres”. Ahora comprendemos por qué los sentimientos negativos (el miedo, la crítica, etc) son tan destructivos y por qué una sensación de paz y de buena voluntad constituye un enorme poder de curación.

6 – AQUELLO EN LO QUE PIENSAS, CRECE.

Esta es una máxima oriental y resume perfectamente las mayores y más fundamentales de todas las leyes de la Mente. Cualquier cosa a la que le permitas ocupar tu mente, se magnificará en tu vida. Cualquiera sea el asunto de tu pensamiento sea bueno o malo, la ley funciona y la condición crece. Cualquier cosa que mantengas fuera de tu mente, tiende a disminuir en tu vida, porque lo que no se usa, se atrofia.

Mientras más pienses en tu indigestión o tu reumatismo, más se agravarán. Mientras más pienses que  estás saludable, mejor estará tu cuerpo. Mientras más pienses en las carencias, los malos tiempos, etc., peor andarán tus negocios, y mientras más pienses en la prosperidad, la abundancia y el éxito, más de estas cosas atraerás a tu vida.  Mientras más pienses en tus tristezas o en las injusticias que has sufrido, más pruebas de ese tipo seguirás recibiendo, y mientras más pienses en la buena fortuna que has tenido más bendiciones recibirás. Esta es la ley Mental básica, fundamental, que lo incluye todo y en realidad toda enseñanza psicológica y metafísica no es mucho más que un comentario sobre esta ley.

Aquello en lo que piensas, crece.

7 – LA LEY DEL PERDÓN

Es una ley mental inquebrantable que tienes que perdonar a otros si quiere superar las dificultades y lograr un verdadero progreso espiritual.

La importancia vital del perdón quizás no sea tan obvia a primera vista, pero puede estar seguro que no es simple coincidencia que todo gran maestro espiritual, comenzando por Jesucristo, haya insistido tan enérgicamente en el perdón.

Debes perdonar las ofensas, pero no sólo de palabra o como una simple formalidad, sino sinceramente, de corazón y completamente. Tú no perdonas por el bien de otra persona, sino por tu propio bien. Para esa persona puede que el perdón no marque ninguna diferencia, (a menos que para él tu perdón sea algo muy valioso) pero para ti hará una tremenda diferencia.

El resentimiento, la condena, la ira, el deseo de ver a alguien ser castigado, son cosas que corrompen tu alma, no importa que tan astutamente disimules esos sentimientos. Tienen un contenido emocional más fuerte de lo que cualquiera sospecharía, te atan a problemas. Te encadenan a muchos otros problemas que en realidad no tienen nada que ver con los agravios originales.

Perdonar no significa que  debas simpatizar con el delincuente o que quieras conocerlo, sino que debes desearle el bien. Por supuesto, no debes convertirse en un tapete. Por supuesto, no debes permitir imposiciones o maltratos. Tú debes pelear tus propias batallas, y pelearlas con oración, justicia y buena voluntad. No importa si puedes olvidar la ofensa o no, aunque si dejas de recrearla probablemente la olvidarás, pero tú debes perdonar.

Extraido de libro “Make Your Life Worthwhile” by Emmet Fox./Traduccion de Marcela Allen Herrera

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