Cada pensamiento, palabra y acción está ayudando a decidir tu próximo lugar en el magnífico universo del Creador. Los pensamientos altruistas; entrenar tu mente para desear solo el bien universal; el cultivo de los atributos más elevados, como el amor, la honestidad, la gratitud, la fe, la reverencia y la buena voluntad, significan una vida de felicidad.
La ley de causa y efecto es inevitable. Incluso si escapas de los resultados inmediatos del curso de acción opuesto aquí, debes enfrentar esta ley en el siguiente estado. Dios, el hacedor de todas las cosas, no cambia sus leyes. “Lo que siembras, cosechas”. “Como un hombre piensa, así es él”. No hay “venganza” en la mente de Dios. Él simplemente hace sus leyes, y nosotros trabajamos nuestros destinos para bien o para mal, de acuerdo con nuestra adherencia a ellas o la trasgresión de ellas.
Cada uno de nosotros es una parte necesaria de su gran plan. Que cada alma diga : “Él me necesita o yo no estaría aquí. Estoy aquí con un propósito Divino” .
Recuerda eso siempre en tus horas más desalentadoras. El Creador no comete errores. Tú realmente estás en esta tierra con un propósito divino. Piensa en ti mismo como necesario para el gran diseño. Es un pensamiento inspirador. Y luego considera la inmensidad del universo y la precisión con la que el Creador lo planeó todo.
Aprende a mirar siempre el lado positivo de las cosas y evita asociarte con pesimistas. Si tienes la desdicha de ser hijo o hija, esposo o esposa de un pesimista, pone algodón (ya sea real o espiritual) en tus oídos y aparta las venenosas palabras de desánimo y desaliento. Ningún lazo de sangre o ley debe obligar a escuchar lo que significa malestar y desastre para ti.
Aléjate de ellos y acércate a la gente optimista de la sociedad. Antes de irte, insiste en decir cosas alegres, esperanzadoras y brillantes, sembrando la semilla, por así decirlo, en el terreno mental detrás de ti. Pero no te sientes a verlo crecer.
Nunca sientas que es tu deber permanecer cerca y continuamente en la atmósfera del abatido. También podrías pensar que es tu deber permanecer en aguas profundas con alguien que no hace el menor esfuerzo por nadar. Anda a la orilla y tírale un salvavidas, pero no te quedes para ser arrastrado hacia abajo.
Si encuentras a alguien decidido a hablar de fracaso, enfermedad, desgracia y desastre, simplemente aléjate. Tú no permitirías que nadie, ni siquiera la persona más querida de la tierra, te administrara lentamente veneno si lo supieras. Entonces, ¿por qué crees que es tu deber tomar pociones mentales que paralizan tu coraje y matan tu ambición?
El abatimiento es una fase de la inmoralidad. Es una blasfemia y un insulto al Creador.
Está justificado que evites a las personas quienes, al despedirte de ellas, te dejan con menos esperanza y fuerza para hacer frente a los problemas, que cuando te encontraste con ellas.
Haz lo que puedas para cambiar su corriente de pensamiento. Pero no te relaciones íntimamente con ellos hasta que hayan aprendido, al menos, a guardar silencio si no pueden hablar con esperanza y de forma positiva.
Aprende a caminar, a equilibrar tu cuerpo, a respirar, a enfocar tu mente en cosas de importancia universal. Ten fe en tus pensamientos compasivos y amorosos y tus deseos de bien para toda la humanidad, estos tienen el poder de ayudar a las esforzadas almas de la tierra a elevarse hacia condiciones mejores y más elevadas.
No importa cuán limitada puede parecerte tu esfera de acción y cuán pequeña parezca tu ciudad en el mapa, si desarrollas tus fuerzas mentales y espirituales, a través de pensamientos de amor, puedes ser un poder para mover el mundo.
Levántate y reconoce tu fuerza. No solo serás más útil y feliz, sino que además, conservarás tu juventud y te harás cada vez más hermoso.
El Corazón del Nuevo Pensamiento – Ella Wheeler Wilcox