Deja de Viajar en el Tiempo y Vive el Presente

Siempre me han fascinado las películas de viajes en el tiempo, esas en las que una máquina mágica transporta al protagonista al pasado. Es sorprendente cómo un detalle mínimo puede alterar radicalmente el curso de su vida al volver al presente; y cómo una decisión aparentemente insignificante puede desencadenar una serie de eventos que transforma completamente el futuro.

Estoy segura de que no soy la única que disfruta de estos viajes imaginativos a través del tiempo. Al fin y al cabo, nuestra mente es, por naturaleza, viajera del tiempo: siempre intentando regresar y modificar el pasado, llenándonos con esos constantes pensamientos de “si hubiera hecho esto o aquello, estaría aquí o allá”, o llevándonos al futuro con sus temores y cuestionamientos, sus “¿qué pasará si esto o aquello no sale bien?.   

Lo cierto es que ninguno de estos viajes nos ayuda realmente. Aunque la mente vuelva una y otra vez al pasado, nunca podremos cambiar los hechos que ya ocurrieron. No importa cuántas veces nos muestre lo que deberíamos haber dicho o hecho, o lo que hicimos mal, no podremos cambiarlos. Lo que sí podemos hacer es mirarlos desde otra perspectiva y reconciliarnos con ellos. No cambiamos los hechos, solo cómo los vemos, y eso nos ayuda a entenderlos y sacar lecciones, es decir, aprendemos a verlos de una manera más constructiva.

Y viajar al futuro tampoco nos da certezas. Nuestra mente también se proyecta hacia el futuro, tratando de asegurarse de que todo salga bien, intentando prever y controlar lo que aún no sucede. Planificamos y creamos expectativas sobre situaciones y personas, pero raramente las cosas salen como las planeamos.

Encontrando el Punto Medio: El Presente

Entre estos viajes al pasado y al futuro, hay un punto medio: el presente. Es el único momento real, el aquí y ahora. ¿Qué estoy haciendo en este momento? Eso es lo único que realmente cuenta. Lo pasado ya pasó, saco la lección y sigo. Y en cuanto al futuro, lo enfrentaremos cuando llegue, y la experiencia nos muestra que siempre tendremos todo lo necesario para superar cualquier desafío que se presente.

Entonces, en lugar de anhelar la capacidad de viajar en el tiempo para alterar el pasado o controlar el futuro, es mejor adoptar una postura de confianza. Dejemos que nuestro mantra sea “suelto y confío”, lo que significa que le quitamos el control a nuestra mente y se lo entregamos a la Sabiduría Divina. No podemos plantar semillas en el pasado ni en el futuro, solo aquí y ahora. Hagamos lo mejor que podamos, un paso a la vez, disfrutando del proceso y dejemos los viajes en el tiempo solo para disfrutarlos en nuestras noches de cine con un paquete de palomitas de maíz.

Por Marcela Allen Herrera. Experta en Mindfulness y Filosofía del Nuevo Pensamiento.

¡ Suscríbete a nuestro blog!

¡Regístrate para recibir Felicidad en tu correo electrónico!

No enviamos spam. Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Te puede interesar...