La perfección no es el camino, el amor propio sí

Vivimos en una sociedad que nos empuja a buscar la perfección en todo: en el trabajo, en nuestras relaciones, incluso en cómo nos vemos. Pero seamos sinceros, ese afán constante por ser perfectos es agotador. Y lo más triste es que, en medio de todo esto, olvidamos algo esencial: no necesitamos ser perfectos para merecer amor.

Es momento de dejar atrás la búsqueda de la perfección. La perfección no es el camino, el amor propio sí. Cuando te tratas con amor y paciencia, cuando reconoces que ser humano significa cometer errores, es cuando de verdad empiezas a avanzar. Aceptar tus imperfecciones no te hace débil, te hace real.

Mereces tu propio cariño

Debes aprender a tratarte con compasión. Piensa en esto: si alguien a quien amas estuviera pasando por un mal momento debido a un error que cometió, ¿lo criticarías duramente? Claro que no. Le recordarías que todos nos equivocamos, que el futuro trae nuevas oportunidades. Le ofrecerías palabras de apoyo para que se sintiera mejor. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo contigo?

Tú también mereces ese mismo cariño y cuidado. Al final del día, la persona con la que más tiempo pasas es contigo mismo. Así que, ¿no crees que es justo tratarte con la misma amabilidad?

Ser amable contigo mismo no significa que dejes de lado tus responsabilidades o que dejes de crecer. Todo lo contrario. Se trata de aprender a equilibrar el esfuerzo con la aceptación, de darte espacio para cometer errores sin castigarte por ello.

La compasión como camino a sentirte mejor

La próxima vez que te sientas frustrado, que sientas que no das la talla, detente un momento y respira. Recuerda que eres suficiente tal y como eres. No necesitas ser perfecto. Estás aprendiendo, y es normal caerse; lo que cuenta es que te levantes y sigas adelante, pero siempre con amor y compasión hacia ti.

Cuando aprendes a tratarte con más compasión, no solo te vuelves más amable contigo mismo, sino que también construyes una base sólida para tu bienestar. Te vuelves más resiliente, más capaz de superar los desafíos, y lo mejor de todo, empiezas a ser feliz con la persona que eres hoy. Hoy te invito a hacer algo sencillo, pero muy poderoso: elige tratarte con amor y paciencia. Suelta la presión de ser perfecto y abraza lo hermoso de ser tú, con tus virtudes y tus imperfecciones. Estás haciendo lo mejor que puedes, y créeme, eso es más que suficiente.

Por Marcela Allen Herrera. Experta en Mindfulness y Filosofía del Nuevo Pensamiento.

¡ Suscríbete a nuestro blog!

¡Regístrate para recibir Felicidad en tu correo electrónico!

No enviamos spam. Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Te puede interesar...