Tu vida y todo lo que ves en ella, es el resultado de tus creencias. Pero no me estoy refiriendo a tu credo religioso sino a algo que va más allá, algo que está profundamente arraigado y escondido en tu interior, me refiero a las ‘creencias de tu corazón’.
Todo lo que aceptas y reconoces como verdadero, representan las creencias de tu corazón. Estas se originan a partir de todas tus vivencias y aquello que has percibido como verdad. Por ejemplo, una persona debido a las experiencias que ha tenido, cree y se siente poco importante, carente de talento o que no merece amor; y otra al contrario cree y se siente valiosa, inteligente, amada y respetada. En ambos casos, estas creencias formarán una realidad invisible en el interior de cada una de ellas y que posteriormente será manifestada con exactitud en sus vidas, obviamente creando escenarios completamente diferentes.
Las creencias pueden ser muy variadas, pero si vamos al fondo nos damos cuenta que hay solamente dos creencias de las cuales provienen todas las demás y que afectan directamente nuestra vida: la creencia en el bien y la creencia en el mal. La primera te hace vivir en la verdad y trae felicidad, la segunda te encadena a una mentira y atrae problemas.
Muchas de nuestras creencias están tan ocultas que no somos conscientes de ellas, pero es fácil detectarlas al observar el mundo que nos rodea, porque como dije, es el fiel reflejo de ese mundo más grande, que, a pesar de ser invisible, es tan real como el que vemos con nuestros sentidos. Ya que ambos mundos están relacionados y uno es el reflejo del otro, quienes sentimos ser en el mundo interno, eso seremos en el mundo externo. Una persona que cree y se siente poco amada internamente, atraerá personas y situaciones que manifiesten ese mandato y le demuestren esa realidad interna.
Con esto nos damos cuenta que, en el fondo, el mundo externo no es más que un gran espejo que nos muestra quienes somos en el interior. Es necesario descubrir cuál exactamente es el concepto que tienes de ti mismo; qué es lo que internamente aceptas como verdad de ti y del mundo; y reemplazar cada creencia negativa por la Verdad.
Albergar en tu corazón solamente creencias nobles y bondadosas sobre ti y sobre los demás, es creer en lo bueno; por tanto, pones tu fe en ello y lo atraes hacia ti. Por el contrario, creer en la maldad, el engaño, el egoísmo, es albergar una mentira en tu corazón, vivirás en ella y se manifestará en tu vida en forma de problemas.
Cada creencia atraerá pensamientos y te harán actuar de acuerdo a la naturaleza de ellos. No es posible pensar de una manera y actuar de otra, por tanto, tu actitud y tus acciones, determinan y demuestran si la creencia de tu corazón está fijada en lo verdadero o lo falso.
Marcela Allen